Estadio de béisbol Estrellas del Esterito.
Ese es el nombre con el que, en honor a la justicia, se
le debe conocer al que por conflicto de interés lleva el nombre de Ricardo Yuen
Ham.
Cuando era campo llanero ahí se celebraba la liga Lorenzo "Tomate" Romero.
En la época de Roman Pozo, Ricardo Yuen Ham trabajaba en
lo que hoy conocemos como Instituto del Deporte y, al oficializarse la liga, se
le cambió al nombre de Miguel Núñez
Lucero, pues un pariente de él era el presidente de la liga y, aprovechando
la recta, Ricardo Yuen Ham le puso su nombre al Campo. Eso se conoce como
conflicto de intereses pues se hizo de mulas Pedro, como lo han hecho los locos
del pasado que se erigieron estatuas, bustos, y demás 'reconocimientos' para
ocupar una página en la historia.
Ricardo Yuen Ham fue un gran deportista sí, pero no para
que el nombre de un campo de béisbol llanero lleve su nombre, pero suponiendo
sin conceder, como dicen los buenos abogados, que tal título haya sido
autorizado por el Cabildo de aquel entonces, cuando se hizo estadio, no debió
llevar su nombre, debió, como se lee al inicio, en honor a la justicia, llevar
el nombre de Estrellas del Esterito como lo propusieron quienes sí jugaron
béisbol en ese lugar, Ricardo Yuen nunca jugó ahí.
Peloteros de mayor calado que el de Ricardo Yuen Ham ha
parido ese legendario barrio, sin embargo no buscaron ponerle el nombre de uno
de ellos sino, en reconocimiento a las grandes leyendas, mejor propusieron,
cuando se hizo estadio (con gradas, barda y malla perimetral) que llevara el nombre
de Estrellas del Esterito pues, además de grandes peloteros, ese barrio tiene
una trilogía de equipos campeones como el Azteca de los años 50's (equipo el
que jugó El Bullanga Sánchez) Los Pumas de los años 60's y Los Yaquis de los 70's.
También, hace poco, en la remodelación del estadio, se
borraron las camisetas y nombres de otros tantos peloteros que brillaron en ese
lugar, eventos, los dos, el nombre del estadio y los nombres estampados en la
barda (lateral izquierda) se deben elevar a las máximas tribunas edilicia y
legislativa para el rescate de la cultura tradicional, y que la justicia se
apegue a la verdad.
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